de saber que la vida ya es fortuna,
el baile es el influjo de la luna
sobre un alma repleta de poesía.
Quién supiera bailar, quién bailaría,
ese vals tan repleto que se aúna
al corazón que huye toda duna
y flota en alas de la fantasía.
Quién supiera bailar sin un reproche
marcando bien el paso en cada losa...
pero es que soy tan tímido y no quiero
Hacer gratuitamente de fantoche,
y me pierdo ese cáliz de la rosa
en las notas insignes de un bolero.